02.11.2020

CINE_"Knives out" (o el de declive de la familia patriarcal)

Rian Jonhson, en su línea de reformular géneros cinematográficos, vuelve a sorprender con su última película Knives out. Lo hizo con Brick (2005), Looper (2012) y Los últimos Jedi (2017).

Knives out fue una de las películas mejor valoradas por crítica y audiencia en 2019, cosa que no sucedió con la octava entrega de Star Wars.

Los fans galácticos no aceptaron los cambios que Johnson propuso como el ser la película más larga hasta el momento de toda la saga, utilizar un humor que rompía con el tono epopéyico tan característico de George Lucas o hacer que algunos personajes reaccionaran de una manera distinta a lo que se esperaba de ellos.

Rian Johnson tocó lo intocable y, aunque la audiencia no lo comprendió, la crítica sí lo hizo. El realizador consiguió revitalizar la saga que ya empezaba a ser más de lo mismo y obtuvo pese a las críticas del público muy buenos resultados, siendo una de las películas más taquilleras de todos los tiempos.

Con Knives out, Johnson cuestiona la imagen indestructible de la familia occidental y reinventa la esencia del misterio, sirviéndose de un ambiente de novela policial al más puro estilo de Agatha Christie.  La película, a modo del juego Cluedo, va presentando a los personajes para que el espectador vaya atando cabos. El clásico whodunit con giros inesperados en la trama que permiten hilvanar en el momento oportuno las fisuras que sustentan el misterio. Un rompecabezas que, mientras entretiene, expone el declive de la familia patriarcal.

Harlan Thrombey, un exitoso escritor de novelas de crimen, invita a su familia a su mansión para celebrar sus 85 cumpleaños. Al día siguiente, el ama de llaves lo encuentra muerto con un corte en la garganta. Para la policía fue un suicidio pero alguien anónimo contrata al detective Benoit Blanc para que investigue.

Blanc va descubriendo que el día de la fiesta ocurrieron cosas entre Harlan y su familia. Amenaza a Richard, su yerno, diciéndole que va a decir a su hija Linda que le está engañando. A su nuera Joni le corta la asignación por robarle un dinero que iba a destinado a su nieta. A Walt, su hijo, le despide de su editorial y con su nieto Ransom se discute. Marta Cabrera, la enfermera de Harlan, también es interrogada por Blanc. Y, como no puede mentir sin vomitar, le va dando información verdadera pero incompleta. Esa noche fatídica, Marta le administra accidentalmente morfina a Harlan. Con apenas unos minutos para morir, Harlan decide ayudar a Marta y le da instrucciones para crear una coartada falsa. Luego se corta la garganta. Una ancianísima mujer, la madre de Harlan, ve como Marta sale por una ventana de la mansión. El ritmo de la película cambia cuando la familia y Marta Cabrera son llamadas para darles a conocer la última voluntad de Harlan. Todo se lo deja a Marta. La reacción de la familia no se hace esperar. Buscan de una manera u otra que no reciba la herencia que legítimamente iba dirigida a ellos.

Será Blanc, un detective que parecía no enterarse mucho de la película, quién resuelva el caso. Deja que las cosas sucedan para que sea el asesino quién se delate. Harlan decide desheredar a su familia, romper con lo establecido y dar todo a Marta, la heroína de la película que no puede mentir sin vomitar. En el nombre del padre, encarnado por Harlan, Johnson da una vuelta de tuerca revitalizando esa estructura familiar corrompida dándolo todo a quién representa ser lo más puro.

No contaré más para quién no la haya visto.  Un buen guión, una buena puesta en escena y unos buenos actores que además de entretener denuncian, no sin ironía, ese declive de la familia patriarcal.

Helena Valldeperes

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