27.03.2023

LD_Adolescentes hoy: economía del goce (5/5)

Los modelos que funcionaron para encorsetar el goce de los jóvenes dejaron de tener su eficacia simbólica. Desorientados los jóvenes ante una hipermodernidad donde lo que importa es la satisfacción immediata, sin figuras de autoridad que pongan diques al goce, padecen una doble crisis: la que tiene que ver con su posición deseante y la coyuntura de tener que resolver los enigmas de su deseo a las maneras del discurso que hoy regula el goce.  



Un discurso que, por el momento, se caracteriza por su inconsistencia y falta de ideales siendo la cifra la que ha pasado a regular el goce y el goce no sabe de cifras.  Sin más filtros mediadores que los de la evaluación acéfala, el adolescente es empujado a la satisfacción de un goce que irrumpe en el cuerpo.  Se alzan ante el adolescente, desligado de cualquier ideal,  objetos que colman y obturan la falta. Sin falta, el deseo se debilita y ante ese imperativo de satisfacción inmediata y un mercado con una incesante oferta de posibilidades, no hay lugar para preguntarse. 



El adolescente obturado y dejado en falta entra en la lógica del mercado con un plus: la adolescencia se constituye como un objeto de consumo en sí mismo. Son los jóvenes quiénes provocan la admiración de los adultos, lo que hace que la juventud sea el ideal donde reflejarse. Franquear el umbral de estas economías de goce imparables, preguntándose sobre el imperativo social del “todo es posible” para descubrir lo que a uno le hace moverse y moverse con los otros sería quizás otro ideal, un ideal en todo caso que no trata de encasillar a los adolescentes en comunidades de goce preestablecidas de acuerdo a sus avatares sintomáticos (adicciones, anorexias, bulimias…) sino la de acompañarlos en la producción particular sobre el sentido de su existencia. 

Helena Mateo Valldeperes



Compartir en