LD_Adolescentes hoy: la permisividad pensada desde el complejo de Telémaco (3/5)
La clave del “hijo-Telémaco” se resumiría en el sintagma “el hijo abandonado”. Se trataría del hijo que, al sentirse abandonado, anhela el retorno de unos padres que sostengan su deseo. Un deseo que requiere ser acompañado para que la chispa que surge entre padres e hijos haga su función, que es la de iluminar en el viaje hacia la autonomía del hijo.
Los padres, sin embargo, suelen estar demasiado ausentes para acompañarlos en ese viaje. Sus horarios excesivos, sus preocupaciones por llegar a fin de mes o por someterse al mandato del capitalismo salvaje los llevan paulatinamente a distanciarse del rol. “El hijo abandonado” suele recibir -para compensar las ausencias paternas- compensaciones materiales que, sin embargo, no consiguen colmarle ni adormecer su deseo.
El hijo Telémaco no permite que la chispa se apague, de él emanan dudas y se dispone a descubrir, a salir al mundo pero sigue necesitando un faro en medio de la oscuridad del mar. En la página 124 de “El complejo de Telémaco”, Recalcati resume así su tesis: “(...) las jóvenes generaciones de hoy se parecen más a Telémaco (…). Exigen que algo les haga de padre, que algo vuelva del mar, exigen una ley que pueda devolver un nuevo orden y un nuevo horizonte al mundo.”
Reyes González Anglada.