LIBROS_Reseña "La práctica lacaniana en instituciones I". Otra manera de trabajar con niños y jóvenes". Vilma Coccoz (compiladora)
“La práctica lacaniana en instituciones I” reúne presentaciones y debates sostenidos por cuatro psicoanalistas que fueron invitados en el marco de un ciclo dedicado a ahondar en la experiencia del psicoanálisis lacaniano en instituciones, organizado por un entusiasta equipo formado por personas del Departamento de Psicoanálisis con Niños del NUCEP y en colaboración con el espacio del Psicoanálisis con niños de la sede de Madrid de la ELP, cuya compilación corrió a cargo de la psicoanalista Vilma Coccoz.
Se estructura en cuatro partes. Cada una de ellas consta de las presentaciones y debate posterior con cuatro invitados de largo y reconocido recorrido en el ámbito de las instituciones lacanianas. En orden de aparición, Daniel Roy que habla de la experiencia en el taller Crecer sin Padres en orfanatos de Bulgaria, Bruno de Halleux, director de la Antenne 110 en Bélgica, Bernard Seynhaeve, director de Le Courtil también en Bélgica y Philippe Lacadée, director de la Demi-Lune en Burdeos (Francia).
Cada cual con su particular estilo llevó a cabo su presentación. En éstas tratan temas diversos en torno a la clínica con niños y jóvenes, así como aspectos del trabajo que se hace, en cada institución, a partir de la clínica entre varios.
En este libro se puede constatar muy bien el modo en que los psicoanalistas lacanianos transmiten las enseñanzas de Freud y Lacan: presentaciones vivas que abordan aspectos específicos y proponen preguntas para pensar la clínica, plagadas de ejemplos clínicos, viñetas, anécdotas, en donde cada uno de ellos da cuenta de su posición analizante, de su sorpresa, de su modo de dejarse enseñar por los niños y jóvenes… Además, ningún invitado escatima la ocasión de testimoniar sobre el deseo que lo habita, sobre ese trozo no anónimo que los eligió para el desarrollo de sus tareas y funciones. De alguna manera nos ofrecen algo de su ser de niño, de su propio traumatismo.
Este libro es también un testimonio de la naturaleza del saber en el psicoanálisis lacaniano, puesto que se trata más bien de un saber-hacer. A la vez que escurre siempre el bulto a la pesadumbre del saber constituido, es riguroso e hiper-preciso y esto lo consigue dando cuenta, en acto, del caso por caso. Es así, con lo que dicen sobre lo que les pasa, o lo que hacen e inventan Nathalie, Gabriel, Hamza, Anna, Éva, Lucie… y muchos más, uno por uno, que el psicoanálisis –igual que hicieron Freud y Lacan- sigue interrogando sus fundamentos para volverse a pensar, una y otra vez.
Porque no hay sujeto sin Otro este libro propone el lugar y la función de una institución lacaniana, no como un edificio o un servicio regulado por las necesidades del Amo, sino más bien como un discurso. Un discurso vivo siempre presto a agujerear y descompletar al Otro para poder acoger a cada sujeto en su singularidad. Ese acogimiento, lejos de ser un acto pasivo, es el inicio para cada niño de una aventura que participa, sin duda alguna, de su advenimiento como sujetos. No retroceder ante lo real, no tenerle miedo a las palabras ni a la agitación del cuerpo, hacer un uso cotidiano y ágil de los semblantes, aprender a saber no saber… permite que muchos de estos niños encuentren su modo singular de establecer un lazo.
En las decenas de viñetas relatadas se puede ver cómo el psicoanálisis lacaniano trabaja con el sujeto a partir del objeto; tanto del objeto que es el niño, como de la promoción de la constitución de sus objetos propios, tarea fundamental para tratar las frecuentes invasiones de goce con las que se presentan. Así, entre varios, cada cual con su estilo oferta la posibilidad de contribuir a un encuentro que posibilite a estos niños y jóvenes hacer uso de herramientas para hacerse un cuerpo, que nunca pasan por fórmulas estandarizadas.
A este festín están invitados los poetas, más que los científicos y sus nomenclaturas. Daniel Roy nos trae la cita de Lacan en su homenaje a Lewis Carroll: “que sólo una vez se atraviesa una puerta de nuestra talla”, y Philippe Lacadée no pierde la ocasión de traernos a Rimbaud “apremiado por encontrar el lugar y la fórmula” para dar cuenta del privilegiado momento que conlleva la adolescencia. Y es que el niño como el joven, en tanto parlêtres, son seres habitados por eso tan extraño que es la lengua.
El trabajo en instituciones lacanianas produce encuentros que tienen efectos. Sin duda efectos en los sujetos que acuden a ellas, pero también, y no menos importante, en sus participantes, esos analizantes civilizados que integran nuestra clínica entre-varios.
Este libro es una herramienta muy útil para la clínica lacaniana en sentido amplio –no solamente para el trabajo institucional-, puesto que en sus páginas, los conceptos de la última enseñanza de Lacan cobran vida propia: la materialidad de la lalengua, la dimensión del acto, los tiempos para acoger, la clínica de los bordes, la invención, los empalmes, los modos de hacerse un cuerpo… En definitiva, su lectura constituye una verdadera enseñanza, viva, alegre y divertida, a la vez que nos muestra experiencias privilegiadas de la clínica de lo real.
Irene Domínfuez. Psicoanalista en Barcelona. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP). irenecolocha@gmail.com